La Princesa Pirata


Estaba plácidamente dormida cuando unos gritos la despertaron, - ¡¡ha desaparecido el tesoro, ha desaparecido el tesoro!! -

La Princesa-Pirata se levantó de un salto de la cama y fue corriendo hacia el lugar de donde provenían aquellas voces;
- ¡¡Princesa-Pirata ha desaparecido el tesoro!!
- dame la caja, …, ooohh, los colores ya no están
La Princesa-Pirata fue hacia una ventana y al asomarse se quedó impresionada, no había ningún color, todo era triste. Enseguida se recompuso y les dijo a todos:
- no os preocupéis, iré en busca de nuestro tesoro y cuando vuelva, traeré nuestra caja llena de colores.
Se puso su pañuelo de pirata en la cabeza y fue hacia su barco en busca del tesoro. Surcó mares, océanos, habló con los delfines, con las ballenas, se quedó mirando al mar y entonces le preguntó;
- grandioso mar, podrías darme un poco de tu intenso azul,
- me gustaría Princesa-Pirata, pero no es mío, yo solo reflejo el azul del cielo
Miró hacia arriba y preguntó:
- cielo, han desaparecido los colores de donde vengo, ¿te importaría compartir un poco de tu azul?
- claro que no, desde este momento ya nunca más te faltará, mira en tu caja.

La Princesa-Pirata abrió su caja del tesoro y sorprendida vio que había una pintura azul, le dio las gracias al cielo y siguió en busca del resto de los colores. Continuó su viaje por tierra, se montó en su caballo y cabalgó –tacatá, tacatá, tacatá- de pronto se paró frente a una inmensa pradera;
- buenos días pradera, voy en busca de colores ¿ podrías prestarme un poco del tuyo?
- claro mi Princesa-Pirata, el cielo me ha hablado de ti, te estaba esperando, mira tu caja y el verde encontrarás.
Efectivamente, al abrir la caja pudo comprobar que estaba la pintura verde, se despidió de la pradera y continuó camino. Al cabo de un rato oyó voces, música, una gran fiesta que se estaba celebrando en el pueblo, se acercó allí. Había personas de todas las edades, jugando, riendo, bailando, divirtiéndose, ella sonrió y les interrumpió:
- disculpen la molestia, veo tanta alegría que me gustaría que me prestaran un poquito del color que la provoca,
Una anciana la miró y le dijo;
- pequeña, tienes que buscar en tu corazón, el rojo de todas las pasiones nos hacen disfrutar de una vida feliz, mira en tu caja, seguro que ya lo tienes.
La Princesa-Pirata miró en su caja y  efectivamente, allí estaba la pintura roja.
- Gracias, y que sean muy felices-, se despidió la princesa.

Así, poco a poco, fue consiguiendo todos los colores, el blanco se lo pidió a la luna, el naranja, el amarillo, el morado a las flores del campo, el negro a la noche estrellada, el marrón a los árboles, el transparente al agua. Cuando tenía la caja llena, decidió que era hora de volver a casa. Se subió en su barco y puso rumbo a su hogar.
Al llegar todos la esperaban  -hola Princesa-Pirata, bienvenida- le gritaban, entonces la princesa pirata abrió la caja del tesoro y salió un precioso arcoíris que lo inundó todo,  el color volvió a brillar en toda su intensidad en el hogar de la Princesa-Pirata.







  En la pestaña -Razón de ser- explico cómo surgió esta historia.

2 comentarios:

  1. Es genial para que los enanos empiecen a distinguir colores.

    Me encantaaaaaaaaaaa

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  2. Este cuento me ofrece muchas posibilidades, lo puedes personalizar para tu peque con los paisajes, muñecos o cosas que más le gusten, gracias, vosotros sí que sois geniales.

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